Ah, el Oeste. Esa especie de tierra media impenetrable en la que, juramos, está el básquet NBA de verdad. Porque en el Oeste no clasificás a playoffs si estás apenas arriba del .500, no ganás si no tenés un cuadro curtido y con boliche, no importan las estrellas taquilleras ni tampoco el marketing. En el Oeste, nos gusta creer y los números nos dan la razón, se juega en serio. Vamos a pasarle por arriba entonces a los cuadros de esta conferencia, un lugar en el que no hay sitio para debiluchos ni equipos tanqueando. Ni siquiera si esos equipos se llaman Los Angeles Lakers.
Los Angeles Lakers: la vida post Kobe, con Kobe.

Los Angeles Clippers: hora de confirmar
Con dos estrellas en su "prime time" (Paul y Griffin) y un reparto cada vez más prolijo y más aceitado por los años, los Clippers se deben al menos una final de conferencia. ¿Qué les pasa? Por lo general vemos una falta de intensidad en las instancias decisivas. En la temporada regular están para segundo o tercer puesto y, además, para los tenedores de League Pass siempre es un deleite verlos. Parte de ese deleite es el tercer gran elemento en cuestión que para mí no es DeAndre Jordan sino "Jcrossover", Jamal Crawford. En el banco tienen al segundo mejor DT de la NBA, Doc Rivers, eso debería darles oficio en defensa. Están para más y de mientras, divierten. Como lo dijo Fede Medina hace unos años, son los actuales custodios del Showtime.
Dallas Mavericks: los jedis se crecen

Siempre me gustaron los Mavs, siempre me pareció que Dirk Nowitzki es una especie de papá noel del básquet y además me parecen un equipo chico de esos con aspiraciones reales de grande. No un equipo mojaoreja, sino uno que quiere jugar y crecer. Y así, con cabeza de dueño de cuadro grande, Mark Cuban fue y le robó a los Houston Rockets (un cuadro con cada vez más chapa de "cuadro chico mojaoreja y poco más") a Chandler Parsons, un jugador que no necesariamente es un prospecto de estrella pero sí un complemento ideal para ellas, el típico caso del jugador a mitad de camino entre el cielo y la Tierra, un tipo que hace diferencias en el pase, el tiro y el hustle, un tipo que mete y mete. Sumemos a eso el regreso a casa de Tyson Chandler, campeón con la franquicia, que ya cuenta con Jameer Nelson y el pequeño Monta Ellis, que parece haber encontrado estabilidad en el esquema de Rick Carlisle. Mi pronóstico es que vamos a verle muchos partidos muy lindos, y que van a ir un poco más arriba que el año pasado. Eso sí, en esta conferencia, en el caso de este equipo todo depende de los cruces.
Houston Rockets: la codicia no es Hakeem (ni Clyde)
Mi teoría es esta: el GM de los Houston Rockets, Daryl Morey, representa el típico caso del que se cree más talentoso de lo que es. ¿Vio ese compañero de fútbol que después de hacer un gol tira tacos e intenta lujos y siempre la pierde? Se lo grafico mejor: ¿vio cuando Darío Rodríguez intenta salir de la zaga de Peñarol tirando lujos? Pues eso hace Daryl Morey con Houston: con la pesca de Dwight Howard (que digan lo que digan para mí hoy no es una estrella) que se fue frustrado con Kobe de su año en Lakers, Houston tenía un correcto equipo apoyado en James Harden y en el muy servicial Parsons. Pero se encandiló con las luces: vio a LeBron libre y lo fue a buscar. Vio a Carmelo Anthony y lo fue a buscar. Caídos ellos dos, fue a buscar a Chris Bosh y... olvidó a Parsons. Mark Cuban hizo su jugada en Dallas, lo hizo sentir importante, le puso la plata y ¿adivinen qué? Bosh decidió quedarse en Miami y ser la cara de esa franquicia. Súmele que Asik se fue a New Orleans y Lin fue canjeado a Los Angeles, con lo cual Houston se quedó apenas con Patrick Beverley (un base bardero de esos medio loquitos que sólo saltan y marcan) y -para gente histriónica- el gran Jason Terry, que hace por lo menos 3 años ya es un ex jugador. Mi pronóstico es que más de amargarle la vida a dos o tres equipos grandes, Houston no tiene nada. Su única esperanza es conseguir a Rondo de Boston y tener ahí una especie de "Big 3", pero hasta esto es difícil porque ya no son ni siquiera un equipo tan atractivo para ir a hacer equipo. Las épocas de Olajuwon y Drexler siguen lejos.
Denver Nuggets: la altura (?) de la montaña
Denver sí que sería un cuadro de punta en el Este: tienen un gran, gran base en Ty Lawson, un relevo casi tan bueno en Nate Robinson, un triplero aportador como Afflalo y una estrella de futuro: el grandote, el Manimal, Kenneth Faried. Pero algo más pasa: si el comentario cuando van los primeros partidos es que en Denver se sienten confiados porque los equipos van a menos porque la altura de la ciudad los desgasta físicamente (algo que se ha dicho desde la prensa de esa ciudad en los primeros partidos), hay una falta de confianza importante en el equipo: Denver está apenas a 1600 metros sobre el nivel del mar, muchachos, ni que fuera Cochabamba. Fuera de esto, creo que Denver todavía necesita un buen tirador más y más tiempo de Faried tirando pick and rolls con Lawson. Es un equipo que puede complicar a algún rival, pero difícil que tenga aspiraciones de finales de conferencia.
Golden State Warriors: los hermanos splash están creciditos

Memphis Grizzlies: menos "huevo" y más indefinición
Mi teoría con los Grizzlies es que son bien el equipo por el que hincha un uruguayo. Un equipo defensivo, que va de pesado, amargo, que atenta a todos los trucos para sacar de quicio al rival y ganarle charlándolo. Y bastante lejos han llegado así, cuando la dupla Zack Randolph-Marc Gasol rendía al máximo y cuando Mike Conley lideraba siendo también un base aguerrido -por momentos más que el mismísimo Rajon Rondo- en un equipo en el que Lionel Hollins ponía su sello: acá se gana apretando los dientes. Pero Hollins se fue, y parece que los nuevos esquemas no le rinden al equipo. Han perdido punch que no recuperaron desde la salida de Gay y han incorporado a Vince Carter, un veterano que se ha reconvertido prodigiosamente. Pueden ser equipo de Playoffs si siguen manejando esas artes y recuperan la química de otros años. Pero No están para mucho más que primera ronda, a menos que vuelvan a intimidar como entonces.
Minnesota Timberwolves: después de la novela

New Orleans Pelicans: una bestia de brazos largos

Oklahoma City Thunder: la espiral de la derrota
Lamentablemente, quienes veíamos a OKC como una de las franquicias con más futuro de la NBA vamos a tener que cambiar nuestros pronósticos: desde aquella final perdida con Miami, el equipo perdió a James Harden y el trío de Ibaka, Westbrook y Durant -hoy único aspirante serio a pelearle a LeBron el cetro de mejor jugador de la NBA- volvió a dominar en todos lados, salvo en los Playoffs. Las lesiones complicaron al equipo (el año pasado Ibaka se les rompe en un momento clave ante Spurs) y este año arrancan con dos de sus tres estrellas, KD y Russ, en el dique seco. Es bravo para un equipo con aspiraciones de campeón. Mi pronóstico: en uno o dos años, este equipo va a seguir desarmándose ya que no han sido buen destino para apropiados jugadores de complemento para las figuras. Tanto Westbrook como Durant van a querer salir campeones más pronto que tarde, y es difícil que lo hagan allí.

Ahora que Goran Dragic se ha vuelto una realidad, contradiciendo a quienes lo señalaron condenado al ostracismo, toca ver qué pasa con el reparto. Los Suns, que se aseguraron a Eric Bledsoe con un contrato y al explosivo petiso Isiah Thomas, tienen cuadro para pelear porque aparte poseen en los hermanos Morris jugadores de temple y peso que pueden complementar a estos espectaculares armadores. Es lindo ver un equipo de basquet que por momentos va a jugar con tres equivalentes del número 10 del fútbol, buscando la magia. Es una franquicia rejuvenecida que puede ir a más este año, y ciertamente un lindo equipo para ver.
Portland Trail Blazers: ¿finalistas?


Sacramento Kings: mucha tecnología y una encomendación al hombre de la bolsa
Los Kings revolucionaron la parte de fuera del juego: un dueño hipertecnológico como Vivek Ranadive, google glass en la cancha, hinchas 3.0, Drafts armados con la opinión de los hinchas como complemento a los expertos del equipo (¡entre los que se encuentra el histórico Mitch Richmond!) y hasta bitcoins en la cancha. El tema es ¿pueden con todo esto ganar el Oeste? Por lo pronto no parecen un destino atractivo para free agents (Rondo les dijo que no) y perdieron en Isiah Thomas a un jugador importante. ¿La esperanza? Es blanquito y nuevo: Nik Stauskas, un tirador fiable y que promete ser un jugador de años. Además, se encomendaron a Rudy Gay con un nuevo contrato, lo que parece bien como apuesta segura. La estrella del equipo es boogieman (así le dicen al hombre de la bolsa en inglés) DeMarcus Cousins. Si el grandote Cousins no se ofusca y logra entender el manual de LaMarcus Aldridge el año pasado, los Kings pueden recuperar algo de gloria que se sume a su modernidad. Un equipo al que dar el beneficio de la duda.
Utah Jazz: pendientes de que dos den el salto
Derrick Favors y Gordon Hayward son los dos nombres que decidirán el destino de los Jazz en los próximos años. Ambos concentran experiencia y posibilidades de pegar un paso al estrellato, lo demostraron estos días en los primeros partidos del Jazz: Favors te mata en el aro y Hayward penetra con ganas y tira de afuera bien. Ahora bien: a ellos se suman Booker -quien parece entrar bien en el esquema- y sobre todo Alec Burks y Dante Exum, el australiano prometedor del draft de este año. A Burks ya le renovaron en un intento desesperado por no perder potenciales estrellas. Como el caso de los T-Wolves, el problema es que van a tener que esperar unos años hasta ser un equipo de peso real en las instancias definitorias. A menos que Exum se convierta en un monstruo en pocos meses, lo que parece poco probable. Eso sí, para que tenga una idea un partido entre Jazz contra la mitad de la conferencia Este sería probablemente para estos inexperientes jóvenes.
San Antonio Spurs: una vuelta más
El otro día veía un programa homenaje en el que el DT Popovich, Ginóbili, Duncan y Parker hablaban entre sí de su método, sus años, su disciplina y su relación. Y mi reacción era pensar en cómo el efecto de la presencia de LeBron James consiguió que un equipo se definiera tan aceitadamente y tan perfectamente para derrotarlo. Eso pasó con los Spurs el año pasado. Y así, un equipo condenado a las despedidas y los homenajes mantuvo su dosificación y se mantiene en pelea, ya no solo como contendiente sino como rival a batir. Cuando entendés el juego y las piezas funcionan, no hay ni splash bros, ni Kobe, ni LeBron que te paren. Y los Spurs, que además tienen una obvia estrella de futuro con Kawhi Leonard (MVP de las finales pasadas) tienen todo para seguir envejeciendo con gracia. ¿Quién puede pararlos? Es difícil pensar en eso y mucho más fácil pensar en que nos toca un año más de disfrute -si las lesiones lo permiten- de esa maquinaria basquetbolística adorable que tiene uno de los equipos con menos perfil alto y más títulos de la competencia.
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